domingo, 20 de mayo de 2012

RAJOY Y OBAMA

RAJOY Y OBAMA



Los jefes de Estado y Gobierno de la OTAN han iniciado una cumbre de dos días centrada en definir la nueva misión que la organización mantendrá en Afganistán a partir de 2015 y en cómo reformar la Alianza ante los problemas presupuestarios.

En su primera sesión de trabajo, ya han salido a la luz las grandes diferencias de opinión respecto a la presencia de la OTAN en Afganistán. François Hollande, que lleva una semana ejerciendo como presidente francés, ha insistido en su promesa electoral de retirar a las tropas galas destinadas en ese país a finales de 2012, dos años antes de la fecha fijada por la alianza atlántica.
Una propuesta que inmediatamente ha desechado el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen quien ha asegurado que no habrá una "retirada precipitada en Afganistán". A pesar de la contundencia con la que se ha expresado Rasmussen, lo cierto es que el paso del socialista francés ha provocado inquietud en el seno de la alianza.
Algunos diplomáticos temen que su decisión pueda llevar a otras naciones a retirar antes de tiempo a parte de los 130.000 soldados de la ISAF. Creen que para los talibanes supondría una muestra de debilidad de la OTAN y un impulso para volver a atacar al gobierno.
De hecho, los propios talibanes ya han pedido a los países miembros de la OTAN que sigan el ejemplo de Francia y retiren sus ejércitos antes de lo que tiene planeado Estados Unidos. Hoy, precisamente, dos soldados de la OTAN destinados en Afganistán han fallecido en un ataque de insurgentes.
Programas de equipamiento y formación
Por otro lado, en esta primera jornada se lanzará una amplia reforma de la manera en que los países de la OTAN planifican y desarrollan sus programas de equipamiento y formación, cada vez más complejos y caros.
Bajo el nombre de 'Smart Defense' (Defensa Inteligente), se van a lanzar unas dos docenas de proyectos multinacionales, en las que grupos de países se ofrecen voluntarios para desarrollar conjuntamente programas.
De esa forma, se realizarán economías de escala y se espera que los aliados mantengan sus capacidades militares gastando menos.
Los países europeos de la OTAN han reducido una media de un 10% sus gastos militares entre 2005 y 2011, según las cifras oficiales de la Alianza, que no han podido incluir los nuevos recortes de 2012 ni los que ya se preparan para 2013.
Está previsto que de la cumbre salgan unos 25 programas concretos, de los que España ha manifestado su interés de participar en aproximadamente 10 ó 12.
De forma simbólica, la cumbre verá la firma de un primer proyecto, que busca dotar a la OTAN de un sistema de última generación de vigilancia del terreno (denominado AGS por sus siglas en inglés). Se anunciará también que el sistema de defensa antimisiles tiene ya una capacidad operativa interina.
Esto supone que un radar avanzado en Turquía, un satélite y un buque especializado en defensa antiaérea (todos ellos estadounidenses) están conectados entre sí para interceptar y destruir un hipotético ataque con un misil contra territorio europeo.
Estreno de Rajoy
El presidente estadounidense, Barack Obama y el secretario Rasmsussen han saludado al jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, a su llegada a Chicago.
Se trata de la primera reunión de la Alianza Atlántica para Ejecutivo español, que ya coincidió con Obama en Seúl (Corea del Sur) a finales de marzo en la Cumbre de Seguridad nuclear. Entonces tuvieron ocasión de charlar brevemente, y Obama le invitó a visitarle en la Casa Blanca, una cita que todavía no tiene fecha cerrada.
Antes de llegar al McCormick Place, donde se celebra la cumbre, el jefe del Ejecutivo español se ha reunido en un barco sobre el río Chicago con la canciller Angela Merkel, quien ha avalado las reformas aprobadas en España y el ejercicio de transparencia al que se someterán sus bancos.
En la cumbre, centrada en Afganistán, Rajoy ratificará el compromiso de España con el calendario de retirada fijado por los aliados. El Gobierno está también dispuesto a participar en la nueva misión que la OTAN establecerá en el país asiático a partir de 2015 para respaldar a las fuerzas de seguridad locales cuando asuman completamente el control del país.
La XXV cumbre de la OTAN coincide con el 30º aniversario del ingreso de España en la Alianza.

OCHO EUROS


OCHO EUROS



·         Los cobra por unos segundos la madre desahuciada que, 


a los 68, hace la calle

·         Y los cobra, por esos mismos segundos, el presidente de 
su banco

Una vida de esfuerzos, años de desvelo para tratar de sacar al hijo adelante, días de promesas y esperanza, el espejismo de paz desde el que aguardaba el último viaje, con el que dejaría al hijo bien colocado, con su piso (de ella) como herencia y garantía de futuro... Todas esas precauciones, todas esas seguridades, saltan de pronto por los aires y se convierten en nada.
O no tan de pronto. La primera señal de alarma fue que al hijo no le salieran las cuentas para la hipoteca, y hubiera que echar mano del patrimonio de ella, ese piso y nada más, para apuntalar la deficiente solvencia del vástago. Luego vinieron los impagos, las ejecuciones en cadena. A la vuelta de unos años, que ahora parecen haber pasado demasiado deprisa, estaban los dos convertidos en insolventes y, poco tiempo después, los dos desahuciados: su hijo de la vivienda en la que había intentado iniciar su aventura autónoma; ella, del piso que era el refugio de su vejez y la dádiva póstuma que le tenía reservada.
El acreedor sin rostro no quiso aflojar. Encarnado en unos abrumados empleados de banca que no eran más que los delegados del invisible dueño del dinero (y que nada podían conceder más allá de estirar mínimamente los vencimientos) exigió lo que se le debía y no consintió en ser indulgente. En vano su hijo primero, y ella después, trataron de arrancarles una tregua, una prórroga, una oportunidad de no caer. En el momento en que les calcularon la probabilidad cierta de convertirse en deudores fallidos, no hubo misericordia para ninguno de los dos.
Ahora ninguno tiene casa, y ella, a sus 68 años, no ha encontrado otro camino para cubrir sus necesidades que hacer lo que no hizo antes, vender lo que quizá en otro tiempo habría podido tasar más alto, pero que con las rebajas de la vejez ha de saldar para encontrar comprador. Quizá, piensa en alguna ocasión, ni saldándolo lo vendería ya, de no ser porque entre la clientela también abundan los desesperados, los arruinados, los insolventes, a quienes no les llega para comprar lo que desearían y han de acudir al baratillo que ella regenta.
Por ocho euros vende el servicio, que es ella misma, y la paciencia de pasar por el trago procurando resultar lo más amable y complaciente posible. Por ocho euros le compran el alivio los que acuden a su oferta, y aunque alguno entra a la transacción (y sale de ella) con el ceño arrugado y la boca torcida, como si sus merecimientos fueran mayores, y maldijera segundo a segundo la mala racha que le fuerza a reducir de esa manera su ambición, no faltan los que se muestran agradecidos y satisfechos, e incluso sorprendidos por una atención que supera sus expectativas. Las primeras veces, la repulsión y la vergüenza le impedía reparar en estos matices. Ahora forman parte de su rutina, y captar las diferentes actitudes y talantes de la clientela ha venido a convertirse incluso en un entretenimiento.
Ninguno la trata mal. Hay gente que es más propensa a la rudeza, y gente que es más considerada. Esas cosas, ya se sabe, van en la crianza de cada cual. Pero ninguno se ha mostrado violento o agresivo. Sus canas imponen un respeto.
A ocho euros ha bajado su precio, el precio de todo lo que es y tiene. El futuro, ya ha dejado de tasarlo o de preverlo. Llegará el día en que ni por la mitad de la mitad encuentre quien le compre, pero no es algo en lo que suela ocupar su mente.
Ocho euros. Al frente del banco que se quedó con su casa (y con su vida) hay un hombre que los gana cada treinta segundos. A veces, hay suerte y ella tarda sólo un poco más en ganarlos.