domingo, 13 de mayo de 2012

oh maricas madres


oh maricas madres


Sabes aquel chiste “del albañil que dice que votará por el partido de los maricones porque, sea el que sea quien gane, le darán por el culo, pero, por lo menos, serán profesionales”

Este pedazo mierda además de maricón, es republicano

¿Os habéis fijado que en el bonito medio de comunicación llamado televisión la inmensa mayoría es gay? (y en Telahinco el 99,9%)
¿Hay que usar rodilleras y dejar que te soplen en la nuca para que te contraten en la tele o qué cojones? ¿Es la moda contratar mariconazos en la tele?
Hagamos un repaso del repertorio de bujarras que tenemos en la pequeña pantalla, sin contar cantantes, presentadoras esporádicas, entrevisad@s, etc..:

-Jordi González, presentador de La Noria y su copresentadora Sandra Barneda (casada a su vez con una que presentaba CQC).
 -Jesús Vázquez, presentador de televisión al que se le implicó en el famoso caso del local Arny en 1995 (bar gay donde había prostitución de menores).
 -Jorge Javier Vázquez, presentador de Sálvame.
 -Quico Hernández, ex-concursante de Gran Hermano.
 -María escario periodista deportiva de TVE1.
 -José Manuel Parada, ex-presentador de Cine de Barrio de TVE1.
 -Máxim Huerta, periodista y presentador.
 -Carlos Ferrando, periodista rosa.
 -Jose Ángel Leiras, copresentador del programa de Mariló Montero de TVE1.
 -Enrique del Pozo, colaborador y el que cantaba el cocoguagua.
 -Jaime Cantizano, presentador de dónde estás corazón de Antena 3.
 -Edu Yanes, el sustituto de Cantizano.
 -Torito, el entrevistador estrafalario que lleva rastas.
 -Luis Rollan, colaborador de Sálvame.
 -Chelo García Cortés, colaboradora de Sálvame.
 -Luis Garcia Temprano, entrevistador rosa de Telecinco.
 -Antonio Sanchez Casado, periodista rosa.
 -Emilio Pineda, copresentador de está pasando en Telecinco.
 -Alberto Herrera, copresentador de De Buena Ley de Telecinco.
 -Victor Sandoval colaborador de Sálvame y mariconazo repugnante.
 -Elena Anaya, actriz.
 -Octavio Acebes, "adivino".
 -Leonardo Dantés xD
 -Toni Genil
 -Paco Porras
 -Carmen de Mairena
 -Jesús Mariñas
--Karmele Marchante

YA NO HAY RATO


Hace RATO acabó todo
De 2.3 millones de euros, Rajoy lo dejó en 600.000 y ahora, lo despide
LA VENGANZA SE TOMA MUY FRÍA COMO EL 
DON PERIGNÓN DEL 45




Con el felipismo exangüe, subido a una cruz a la que iban cada fin de semana los hermanos Guerra para frotarle azufre en las llagas, Rodrigo Rato se dedicó a organizar cenas por Madrid para presentarle a la sociedad financiera a un señor del que asustaba no tanto el bigote que llevaba por fuera como por dentro, de mariachi a medio hacer. Al llegar las copas Aznar se marchaba como si le esperase la ama de llaves en casa mientras Rato echaba la madrugada defendiéndolo ante una élite atónita que no sabía si dedicarse perezosamente al postre o tirarse por la ventana. "Éste es el bueno, el elegido", decía. Como el candidato no lograba convencer ni al camarero, la hostelería madrileña sigue viviendo de las cuchipandas que tuvo que organizar el PP para que Botín diese chance. Rato, sin perder el entusiasmo, hablaba de Aznar como si fuese Neo con la particularidad de haber nacido Keanu Reeves en Valladolid.

Rodrigo Rato es uno de esos seres locuaces y divertidos que pronto se dedicó a asaltar su propio destino, que no era otro que el de amasar la fortuna de casa y montar una familia como Dios manda. Le engatusó la política y se cuenta que un día de la Transición, entre conciertos y tiros, se presentó su padre ante Fraga, le tiró la chequera a la mesa y le dijo: "Manolo, el niño quiere ser diputado". Suponemos que Fraga en lugar de mandarlo a rezar padrenuestros le firmó uno de sus tratados de Derecho con aquella caligrafía suya que parecía habérsela arrancado entre torturas a un prusiano. Acto seguido adoptó al niño, que con el tiempo hubiera podido llegar a ser mano derecha de Aznar si Aznar no tuviese dos. (Con Aznar no bastaba con ser su mano derecha, sino ser la mejor de sus manos derechas. Si Rato lo fue, Aznar lo disimuló muy bien, pero bien es verdad que Aznar podía llegar a disimularse a sí mismo y en algunas mañanas pintureras ni encontrarse).
En aquellos primeros noventa Rato era portavoz del PP en el Congreso, tenía siempre cuarenta años y lo entrevistaba Lucía Méndez ("es instinto y habilidad"), a la que le hacía algunas confesiones desgarradoras y otras no tanto, según le diese el aire. Ciclotímico, voraz y brillante, cultivó relaciones con Aznar hasta llegar al terreno inhóspito de la amistad. Lo adoraba Ana Botella y quedaban los dos matrimonios para hacer fiestas mientras esperaban la caída de Felipe, que en lugar de desplomarse de una pieza tuvo la virtud de irse desmontando como una de esas barracas de feria en las que el gitano entra en amores con la niña del alcalde. Una Nochevieja estaban los Aznar contando las uvas cuando les apareció en una cabaña Felipe González, que no era otra que la señora de Rato con máscara y Rato detrás, con la careta de Julio Anguita. Eran tan fuertes los lazos que Aznar concedió ponerse la de González e incluso dejarse robar una foto, que debe de tener Pedro J. en algún cajón de su despacho sin saber, o precisamente por saberlo, que el felipismo no se cerrará hasta su publicación en portada con la tipografía del hundimiento del Maine.

Rato fue ministro, vicepresidente y delfín, que era el cargo más anhelado en maitines. Del 'Rato no quiere' que dijo EL MUNDO en 2001 se pasó al 'Rato quiere' dos años después, pues había recuperado la alegría de vivir, que es siempre la alegría de mandar. Para entonces se había ido la amistad por el desagüe de su matrimonio y Aznar, desde hacía un tiempo, mecía con su otra mano derecha secretamente a Rajoy. A Rato le desmontaron la candidatura por tener precisamente ratistas y un criterio propio muy acusado que Aznar, gobernando ya para el resto de la Vía Láctea, no veía bien. "Él en dos años limpiará hasta las alacenas y Rajoy nos mantendrá a nosotros y a tu cadáver momificado sin atreverse a chistarte", le susurraban Aragonés, Zaplana y Acebes; Rajoy terminó despachándolos a los tres como un Balaguer en trance. Rato perdió la guerra y se dedicó a vagabundear por los pasillos del FMI ululando a medianoche. Se lo imagina uno en su despacho de Washington dándole al F5 en la agenda de Rajoy con gesto cansado mientras ordena que no le pasen llamadas entre la melancolía y el horror.
Su tránsito de estos años fue el de un fantasma en cuyo lomo cargaba el sino de un destino contra el que no poder rebelarse, pues ya no lo manejaba. La Moncloa era esa novela por escribir de la que el autor no se cansa de hablar: cada día más lejos. Por momentos parecía uno de esos turistas americanos de tez blanca, guayabera y gorro de paja que cazan mariposas deslizándose alcoholizados entre flamboyanas. Rato sentía el peso de una antigua traición que nada podía remediar. Llegó a plantar al FMI para aparecer en la capital justo cuando Gallardón ordenaba desratizar los despachos. Todo eran señales inquietantes. Por Madrid empezó a correr la especie de que se había dejado perilla, y el rumor llegó a tal nivel que tuvo que dejársela para no levantar escándalo; en cierto modo le perseguía un bigote maldito representado de las más oscuras maneras.
Finalmente acabó yendo hacia Bankia como el oso a la miel y allí quedaron atrapadas sus suaves garras en una trampa heroica. Empezaba a convertirse, por fin, en ex de todo cuanto había podido ser, incluso de lo imposible. Lo que no sospechó jamás fue que entre un viejo subordinado suyo y la mano quieta de Rajoy, siempre fría cuando se pone en hora, lo lanzasen por la borda como a un fardo. Tuvo que haberlo sospechado desde el principio con unas pocas nociones de historia y su traumática experiencia personal: la derecha es un deporte de todos contra todos en el que siempre gana un gallego.

dia de la madre


dia de la madre


Las madres de El Libertador

HOY EN COLOMBIA, EL

“DÍA DE LA MADRE”

“…Yo no he visto nunca que cuando una mujer se acuesta con un hombre y el calor fisiológico del deseo aflora por su cuerpo y a punto de abrirse de piernas, le diga al marido cuando éste está erecto como un poste de telégrafo:

“Agapito, espera que voy a hacer el dibujo de como me gustaría que fuese nuestro hijo cuando quede embarazada de este polvo loco. Y sin embargo,  si he visto algunas madres abandonar a sus hijos por ir a vivir con “su macho” del que se enamoró como una perra”. A.Abradelo



El día que nació Simón Bolívar, un 25 de julio de 1783, llovía en Caracas. El valle se encontraba nublado impidiendo la visibilidad del alto Ávila y la población se guarecía aterida por la baja temperatura bajo las casas de techos de barro cocido. Para Doña María Concepción Palacios era el nacimiento de su cuarto vástago; el cual fue saludado, pese a los rigores del mal tiempo, con fiestas y agasajos en la casona ubicada entre las esquinas de San Jacinto a Traposos.

Se había casado a la edad de 15 años con Juan Vicente Bolívar, de 47. Los dos, provenientes de distinguidas familias criollas vinculadas a grandes haciendas y trapiches. María había tenido una esmerada educación que incluía la escritura y el desarrollo de habilidades musicales tocando el arpa y la guitarra. En un exagerado discurso del presbítero Carlos Borges, el 5 de julio de 1921, cuando se abrió por primera vez al público la casa de los Bolívar en Caracas, definió el perfil de la madre de El Libertador: “Doña María Concepción Palacios y Blanco tiene 23 años: su belleza es fina y delicada como la de los lirios avileños. Porte gentil, silueta aristocrática y un aire indefinible de ingénita prestancia que la distingue entre todas las de su rango. Su estatura, ni grande ni pequeña, es la que Shakespeare requería para la bienamada: llega hasta el corazón de su marido. Ojos grandes y negros, de suave fulgor místico, a la sombra de luengas pestañas, ojos candorosos y humildes, inconscientes de su poder y su gloria”.

El recién nacido iba a llamarse Pedro José Antonio de la Santísima Trinidad. Con tal intención fue llevado a la pila bautismal el 30 de julio de 1783 pero en el momento del bautizo, el canónigo Juan Félix Jerez de Aristiguieda le cambia el nombre. Lo llama Simón, igual que otro de sus familiares. Eso por lo menos es lo que dice Simón Bolívar al respecto en una carta que le envía a su edecán Francisco O’ Leary: “Simón es un nombre que en la familia de verdad se repite como una enfermedad”. Más adelante le precisa que su padre “cambió la fecha del nacimiento a la del día anterior, 24 de julio, para zafarse del nombre de Santiago y para quitarse de encima a mi abuelo que por beato que fuera, no iba preparado para tamaña argucia. Allí mismo empezaron mis problemas con la familia Palacios, pero me llamé Simón y no nací el 24 sino el 25 de julio”.

Muere la familia

Por desgracia, la enfermedad rondaba a la familia. La madre padecía las secuelas de una tuberculosis que le impedía amamantar al pequeño Simoncito. Una vecina de origen cubano que recién había dado a luz, Inés Mancebo de Miyares, compartió su leche. Decía Simón en una carta: Fue ella la que en los primeros meses me arrulló en su seno, mi antigua y digna amiga, la señora Mancebo de Miyares, que en mis primeros días me dio de mamar. Que más recomendación para quien sabe amar y agradecer”.

A los dos años de edad muere el padre. Queda María Concepción atendiendo las haciendas y los hijos del matrimonio. Hace lo que puede pero la mala salud acosa y la tos se hace más frecuente. En la práctica el pequeño Simón es aislado de la presencia de su madre biológica para evitarle el contagio de la peligrosa enfermedad. Desde El Ingenio, una de las haciendas de la familia, se trae a Caracas a Hipólita, una esclava africana que estaba próxima a dar luz. Ella se encargará de amamantar al pequeño Bolívar que crece solitario jugando con un caballito de madera y una espada de madera.

Lo curioso del caso es que el mencionado presbítero Borges, en un afán necio de torcer la historia, sostiene lo contrario, afirmando sobre la capacidad de amamantar de María Concepción, la madre de Simón: “Y alguna vez dio sus pechos de madre joven al huerfanillo negro”. Pues sucedió exactamente lo contrario, reafirmado con su posterior fallecimiento cuando el pequeñín Simón apenas llega a los nueve años. Queda huérfano.

Es en ese momento cuando aparece sus verdaderas madres: Las negras Hipólita y Matea.

Las otras madres de Bolívar

Matea tuvo funciones de aya de Simón Bolívar desde su nacimiento. Lo lidió como hijo ante la ausencia de su verdadera madre preparándole especialmente sus diarias meriendas: arroz con leche condimentado con clavos y canelas, dulces de coco, el majarete, los jugos, especialmente el de níspero y los blandos suspiros de masa a base de huevo batido con panela especialmente traída del batey.

Las relaciones más fuertes y afectivas las tuvo Simón con la Negra Hipólita, nacida en el Ingenio San Mateo, en el estado Aragua. Ella lo amamantó, tratándolo como hijo. Una especie de niño travieso consentido de los esclavos, apegado a sus hijos biológicos y celebrado en sus travesuras por Hipólita, que lo llamaba cariñosamente Niño Simoncito. Después, ya en la madurez del hijo, pelearía a su lado en las gestas de la emancipación de la corona española junto con los suyos. A todos ellos Bolívar les concedió la libertad en 1821, tras la batalla de Carabobo.

Bolívar nunca olvidó a su verdadera madre. En una carta que envía desde Cuzco el 10 de julio de 1825 a su hermana de sangre, María Antonia Bolívar, le ordena: “Te mando una carta para mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere, para que hagas por ella como si fuera tu madre. Su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otra madre y padre que ella”.

CHAVEZ EN LAS ´´ULTIMAS"


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¿A QUIEN PRETENDES ENGAÑAR, ESTÚPIDO?
"Vengo y venimos con un gran optimismo de que este tratamiento surta los efectos que aspiramos y siempre pidiendo al altísimo, a Dios Nuestro Señor, a Cristo redentor, para que nos ayude a seguirnos dando el milagro de la vida, para seguir sirviendo precisamente al mandato de Dios", dijo el gobernante.
Chávez partió el pasado 30 de abril a La Habana para continuar con el tratamiento de radioterapia que comenzó tras ser intervenido el pasado 26 de febrero de un nuevo tumor, recurrencia del cáncer que le fue encontrado y le obligó a pasar por el quirófano en junio del año pasado.