miércoles, 20 de junio de 2012

Deuda norteamericana: 16 trillones de dólares


16 trillones de dolares USA



El "Greexit" - la salida de Grecia de la UE - tendrá que esperar en las islas de Samarás. Después de un mes de quinielas y rumores, los helenos han dicho sí al continuismo de su agonía. Las luces y sombras del día después reflejan en las aguas turbulentas de Grecia el alivio de los helenos  por seguir siendo europeos, y el temor de los mismos a morir lentamente en el trance de su rescate. Es precisamente esta dialéctica entre pagar con euros y seguir endeudados, la que pone contra las cuerdas el comportamiento anómalo de los mercados.
Mientras Obama y Hollande lanzan mensajes a Merkel para que siga las riendas de Keyenes. La Canciller continúa anclada en las aguas putrefactas de la austeridad. Las heridas de la 2ª Guerra Mundial – decía un viejo profesor de historia contemporánea -  siguen vivas en el orgullo alemán. La vuelta a los  tiempos de Marshall significaría – en palabras del pensador –  un retroceso a los avances conseguidos en la construcción de un concepto débil llamado Europa. El rescate a occidente por parte de Estados Unidos sería la peor patada que recibiría la posición ventajosa de Alemania en el pueblo de los pobres. La fórmula germana de "cuanto peor le vaya a la periferia mejor para nosotros" ha insuflado el aliento perdido al país de los Mercedes...

El posible pacto antinatura entre Nueva Democracia y Pasok sienta las bases de un guión más propenso al abucheo que al aplauso de la mayoría. La victoria de Europa, en palabras de algunos columnistas afines a la caverna, refleja la ignorancia de aquellos que desde el periodismo de trincheras se ponen el disfraz de politólogos para agradar a sus líneas editoriales. Ha ganado – por si ustedes no lo sabían – el mismo partido que maquilló las cuentas del Estado griego con tal de permanecer en las butacas de Europa. Los mismos que traicionaron a sus vecinos y consiguieron romper la confianza en las bolsas internacionales. Hoy por mucho que nos diga Rajoy no es un buen día para Europa. Y si no que lo pregunten a los mercados.

Está a la vista la constatación de que un derrumbe del euro, y su consiguiente tsunami político posterior, podría complicarle aún más la reelección en noviembre frente a Mitt Romney. Ciertamente, los republicanos no le pondrán fácil esa opción, después de que el verano pasado casi hacen colapsar el país por negarse a subir el techo de la deuda, que hoy ya alcanza 16 trillones de dólares. Pero posiblemente el presidente tiene más que perder si no lo hace —es decir, si no hace nada— que si lo pone encima de la mesa.
A decir del economista Paul Krugman, el gran plan por el empleo presentado en septiembre de 2011 habría supuesto una contraofensiva de la Administración Obama hacia los republicanos obstruccionistas del Tea-party, tras la derrota en las mid-term de noviembre de 2010. Si ello es cierto, esta idea, a pesar de estar bloqueada en el Congreso, podría retomarse y convertirse en un ariete electoral en la política doméstica, al tiempo que Obama retoma un cierto liderazgo global para EE UU en la salida de la crisis.
Si Obama intuye que su futuro político pasa por ahí, la jugada está clara: conectar los programas masivos de inversión en infraestructuras, energías limpias o por el empleo verde (y no verde) en suelo estadounidense, con los que están reclamando las voces más federalistas en Europa para los países en dificultades. Si ese programa adquiere una forma global, entonces veremos a Norteamérica ejercer una presión tremenda sobre Alemania en los próximos días y semanas, y con posible respaldo desde la Fed, poner de relieve las propuestas de Hollande (pronto, de Merkollande), a día de hoy todavía utópicas, de dotar al Banco Central Europeo de capacidad de compra masiva de bonos en los mercados primario y secundario de los países europeos; o al Mecanismo Europeo de Estabilidad, de capacidad de inyección directa en los bancos. Antes de dejar su futuro político en manos de Merkel, Obama se ha visto obligado a poner el futuro de Merkel en las suyas. No estaría nada mal que intentase apretarlas un poco al cuello de la dama.